6.28.2012

Jenga.

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Muchos no se imaginan lo triste que sería la vida si de verdad existiese el olvido como tal. No se imaginan como sería el trazo de su camino sin una historia que nos sirva de contorno. Tratar de alcanzar el olvido sería borrarnos del mapa. Resetiarnos y darnos por vencido. De el olvido ser real no fuéramos más que una caja vacía, inerte, sin conocimiento, sin esa pequeña linea que nos traza cada día el recuerdo.

No es que sea el gran defensor de frases como "Debemos aprender de nuestros errores", pero debemos reconocer que no todo tropiezo es un error. No somos culpables de las decisiones que toma una persona respecto a nosotros, no somos los que producimos el error. Muchas veces nos llenamos la cabeza de metas que quizás otros no puedan cumplir. Tomamos las acciones y pensamientos de otros como si fuesen nuestras y caemos en ese vínculo obsesivo, el cual muchas veces confundimos por afectivo. Creamos una dependencia imaginando que todo de dos es mejor cuando en verdad lo que hacemos es cubrir todo con el más feo de los egoísmos.

 Menciono egoísmo porque es muy fácil ser la única cara que ves al espejo, la única por la que sientes, la única por la que actúas, también es muy fácil acusar a otras personas por cosas que han hecho y te molestan cuando también puedes ser el que cometa el mismo error. Nos olvidamos del balance y juzgamos, es más, llegamos a reconocer que hemos cometido el mismo error antes y ni así nos detenemos, acusamos, nos dolemos, queremos olvidar lo que ha pasado.

Y en el olvido se va todo, se van las sonrisas, las anécdotas, se va el gusto que se cogió con esa persona, la forma de besar, incluso, se van aquellas pequeñas cositas que te enseñó sobre sexo oral, los cuentos de secundaria

¿Se imaginan una vejez sin recuerdos? Porque de existir, el olvido no sería algo selectivo, como quizás muchos quisiéramos. Debe ser muy patético andar por ahí siendo una piedra, inerte, deshabitada, llena de ecos por ideas que no tienen de donde agarrarse y se la pasan rebotando de extremo a extremo. Tener olvido selectivo sería como jugar jenga con la memoria, al final todo se desbarata.

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6.25.2012

Nacer de una servilleta.

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Jugamos con las servilletas, hicimos flores, barquitos y hasta aviones.

"Préstame la servilleta y aquel lapicero, ya sé que hacer" me dijo Isabel mientras dejaba la taza de café a un lado. "No hay mejor forma de darle vida a una servilleta que escribiendo en ella", me dijo Isabel. "Porque de las letras pueden nacer muchas cosas, y las letras son la mujer del intelecto, pueden dar vida, marcar historia. Las letras han sido las responsables de que tengamos historia, de que tengamos un pensamiento base de donde partir, y de ahí nacemos en forma de conocimiento. Mujer porque nos cría, nos enseña. Aprendemos a leer y ya podemos alimentarnos el alma de un fruto tan fantástico como lo es la información. Y nosotros terminamos siendo aquella servilleta que muere por ser entintada, por enchumbarse de aquel almuerzo de ideas que requerimos para poder disfrutar a lo grande nuestro gran poder de razonamiento."

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6.19.2012

Víctimas de un mal entendido.

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Un poro delator,
un suspiro,
un pecho que luce perfecto
pero que busca acomodarse,
y acomoda una excusa
y en esa hermosa
y bien calculada excusa
ahora habita mi mirada,
una fantasía instantánea,
tal vez desechable, tal vez momentánea
en aquel pecho que busca atención
en aquellas manos que buscan
jugar con otras manos,
con otro cuerpo, con otras gotas de sudor.

Ya somos dos las víctimas de éste mal entendido.

En nuestro mal entendido
caen tus pies sobre los míos
y muere la pereza
que algún día reinó en nuestra
inhabitable vergüenza;
y nos disculpamos
y en medio de las disculpas
nos ponemos rosaditos
dos buches que ya se han transformado
en pigmentos que invaden la piel
y la conquistan,
con su rojo apasionante,
con su dulce olor a canela.


Nos llenamos la cabeza de infortunios
y en la mesa no está el plato
que realmente deseamos,
no hay piernas, no hay carne viva
no hay un 'dame más' que nos
sirva para remorder la conciencia
no hay un cuerpo que se pueda
comer sin manos,
no estás tú, no estoy yo,
no hay un pero que nos aleje
de nuestro destino:
Comernos con malas ganas
mientras nos hundimos
en nuestro propio abismo.
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6.12.2012

El Destino y sus ganas de Joder.

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Suerte que lo que sabemos del destino es lo mismo que él sabe de nosotros, nada.

Que mal por el destino
y su prisa sin sentido,
por su eclipse tardío
por sus tetas que ya
parecen gotas que juegan
con el sucio del piso.

Que mal por el destino
y su cojera maldita,
con su curiosidad perpleja,
con su miopía impropia,
por su ganas de joder
el camino del otro.

Y siempre amaremos
lo que nos depara el destino
lo vamos a construir
aunque al final
nos quedemos sin dedos.

Amaremos aquel futuro
un tanto incierto
vamos a temerle a los pecados
y abrazaremos las supersticiones
como si fueran el gran héroe
que nos libra del fracaso.

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6.10.2012

Joddys de Azul, Blanco y Negro.

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¿Qué hora es? - Las once y dudas.

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If the sun and the moon should ever doubt, they'd immediatly go out.

William Blake


1
Una duda más que me sirve de almohada,
un silencio que me sirve para crear ecos
en mi ya desgastada imaginación.

2
Una duda que no tiene sed de conocimiento.

3
Lo hermoso de esta duda es que tiene caderas donde puedo refugiar mis manos, en las que mis nervios pueden descansar.

4
Que la incomodidad nos sirva siempre de guía hacia la ingenuidad.

5
Hay una duda en el fondo del mar. Suerte que no sé nadar.

6
El Librero ha crecido bastante, míralo, lleno de dudas aclaradas.

7
No quiero ser parte de tu librero, no quiero que tu conocimiento sea parte de mi historia, no quiero ser un cuento que hayas descubierto.

8
No hay mal que por duda no venga.

9
Nacer de una duda y crecer en ella,
en una prueba de la cual se desconoce el resultado,
de antojos falsos, de vómitos de madrugada,
un polvo de amantes de paso.

10
Una duda que se reserva el derecho de admisión.

11
Al Pan, Pan. Y al entrometido, dudas.


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6.06.2012

Lowell National Historical Park.

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Mierda, soy adulto.

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A todos nos llega ese momento en que nos convertimos en adultos. Seres humanos que pensamos un poco más las cosas porque supuestamente hemos madurado. Llega la hora. De una manera un poco más de pueblo: Es la etapa en que nuestro cuerpo está biológica y mentalmente preparada para enfrentar la reproducción, dar vida, procrearnos, venirse bien espeso, básicamente.

Para otros, convertirse en adultos es soltar muchas niñadas que quizás ni eran propias de la edad. Soltar la inmadurez de andar jugando con el tiempo de los demás, con los sentimientos de una que otra popola vista como objeto, en fin; soltar y enfriarse la cabeza. A muchos le de con esto hasta los 35 años de edad y luego se convierten en adultos, sientan cabeza. Quizá un poquito tarde.

Yo no estoy seguro en cual de las definiciones hubiese caído de haberme catalogado. Carrera casi terminada, drop out, feliz con mi esposa. Muchos dirían que era un pana con todo bien calculado, con ese plan perfecto de familia, de protección anticonceptiva, el viaje a Alemania el año siguiente, etc. Pero la verdad es que no. No había plan. La vida la llevaba on the go, sin presupuesto, sin límites. ¿Qué sin excesos? Claro, ni un exceso. Pero si muchos gustos, sin importar cual fuese. Era levantarme, pensar que hacer, decirme sí, y hacerlo. ¿Qué pasará la semana siguiente?. No sé, algo pasará y se resolverá.

Mi gran momento de lucidez adulta fue cuando me enteré que iba a ser padre. No cuando dejé de vivir con mi mamá, tampoco cuando pagué mi primer mes de renta, no fue en mi primera entrevista de trabajo, tampoco fue la primera vez que me atracaron. La transformación es increíble, la sientes. Es como cuando te imaginas cambiando un pañal cagado y ese mismo pamper te cae arriba, pero ya la mierda está arriba, encima de ti. Te vuelves esa mierda de los nervios. Te sientes, para decirlo en forma un poco más formal, responsable.

Tus planes aparecen, toman forma, van contigo por la calle, te toman de la mano. Los planes te aparecen en los anuncios del banco, toma sentido aquel comercial en que el padre empieza a ahorrar para la universidad de su hijo. Tiene hasta sentido que baje de peso porque necesito energías para cuando Max me pida que lo lleve al parque, que haga pila de cosas, que... mierda. Soy adulto.

Soy adulto y me choca, me vuelve loco. Ya hay sistema. Ya me interesa la política, me interesa el futuro del mundo porque mi hijo vivirá en él. Le doy mente a un futuro, a soluciones de problemas que ni existen. Soy adulto. No papá, adulto. Porque ser papá es bien fácil, no es como ser madre, que se pasa trabajo, embarazo, casi siempre responsables de todo lo que hace la cría, chuparse mil vainas machistas, etc.

Soy un adulto y ya no pienso tanto en mí. No es que era un total egoísta con mi esposa antes de saber que iba a ser papá; pero todo cambia. Es tan tal.. que luego de verla dar a luz me siento más en deuda con ella. Ese pana dio mucha lucha para salir de ahí.

Ya han pasado los meses, quizás más de un año, mi hijo ya tiene 9 meses, casi camina y nos llena de pura felicidad.

Ahora llega otra etapa en la que siento que debo crecer, de nuevo, mínimo será podrirme de tanta madurez. Ya el mundo me exige necesidades y tomar decisiones importantes, decisiones que ya no son sólo mías, son de tres. De cuatro si tomamos en cuenta la inocencia de Max. Tan bonito mi loquito.

Si ver su sonrisa cada día es el precio que debo pagar por ser cada vez más adulto lo pago con todas las ganas.
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6.04.2012

El Destiempo.

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Stay, I wish I could stay
You could call in sick
We could makeout all day
Or Maybe take the dog for a walk
Have a picnic by the water
Just there and talk
But not a word about the future
The Perishers - 8 AM Departure.


Nuestra última opción sería sacar el tiempo a pasear, así como se pasean los perritos. Mostrarle el parque, que marque territorio, que busque excusas válidas para querer escapar y dejarnos solos.

Y en nuestra soledad, sin que el tiempo sea motivo para distraernos, hacernos cada vez más nuestros, ocuparnos. Que nuestra mañana termine siendo una noche, y que en la luna se pregunten por el tiempo, el cual no existe, el cual se ha perdido en la ciudad, en algún bar sin nombre, en una botella de cerveza con frases de Bukowski.

Vivir de nuestras manos como quien vive de canciones tristes, repitiéndonos. Colmando cada silencio de un jugueteo constante. Dos manos con un compromiso de muerte, morir en suspiros, en espasmos, en aquel tiempo que se ha frizado en la madrugada.

Al otro día despertar y ver a todos vueltos locos, sin sentidos, sin razón para obedecer a nada, porque nosotros hemos desaparecido al tiempo; y en nuestro egoísmo reír y cortar aquella risa con besos, disfrutando del silencio que ahora habita en nuestras preocupaciones, pasar el resto del destiempo flotando.



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6.02.2012

Vamos a la cocina, debemos buscar que desayunar.

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Tremenda la noche en la casa de Sofía. Tremenda la forma en que me tuve que dar a la fuga.

Si existe algún nombre para la fobia a las despedidas por favor, díganme. Recomiéndenme un buen doctor, uno que medique y que hable poco, que me cure; un doctor que me salve de las dudas, del miedo al afecto que causa un beso en los labios de una mujer con quien te has venido tres veces.

Tremenda la noche en casa de Mónica, tremenda la forma en que le tuve que quitar mi camisa para poder darme a la fuga.

Y es que en las despedidas hay una esperanza de la vida que aún no existe. Hay algo, como en todo, pero a éste algo le temo. Le temo al igual que a eso de tomar el desayuno juntos, del súper polvo mañanero, del beso de buenas noches, el beso de despedida. Ese enlace, baba fresca, lagañas, pelo desorganizado, maquillaje corrido, boxers en la alfombra, cama desarreglada, café recién colado, esa confianza. Que las despedidas dejan una puerta, un puerto abierto a nuevos viajes.

Tremenda la noche en casa, tremenda Isabel, tremendas sus tetas.

Mi techo nunca había sentido la sensación de que lo ignoraba hasta hoy. Hoy no quiero su altura, no quiero que sea pizarra donde dibujo mis ideas. Hoy no quiero ser proyector. Soy fiel admirador de su piel y de mi fortuna, de mi suerte que no siempre tiene suerte. Soy fiel admirador de mis dudas y mis quebrantos.

Hoy me despierto con un sabor de arrepentimiento en la boca pero mi nariz se despertaba con un dulce olor a mujer descansada.

Ya el sol empieza a hacer presencia, tan impertinente, tan bocazas. El sol que llega y nos hace descuajar. Ella que me abraza y siento que lo que abraza son los mismos nervios que anoche sentía en mis manos. Ese calor en mi pecho, ese horno que cocina cariño trasnochado. Esa suavidad en sus manos, esas mismas, de arriba abajo, en otro lado.

Y amanece porque ella abre los ojos y me mira. Empieza el día con mi cara de pendejo, sonriéndole, con su mano quitando algo de mi barba de tres días. Empieza el día con su "Buen día..". Terminan las dudas, termina aquel tormentoso vaivén de ideas tristes. Terminan nuestros labios descansando uno arriba de otro. Terminan los nervios.

"Vamos a la cocina, debemos buscar que desayunar..."

Continuación de: El Bar de Paco.
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