Llevaba unas dos semanas observando la joven que vive en el Cuarto piso del edifcio que me queda al frente, latina de piel perfecta, de mal dormir y lindas pijamas, perfecta para mi insomnio y mucho mejor para ver su silueta despertando a la hora de la merienda, que pequeña joya, que piernas, que forma de sonreir mientras habla por su móvil, que coqueta cuando se le ve usando su ordenador para chatear y de ahí vienen mis dilemas y mis dudas de loco y poeta.
Me he preguntado si los que le ven atraves de su "portal digital" sienten lo mismo que yo, si toman una copa de vino y admiran su sonrisa; si imaginan una vida llena de aventuras con ella, si se muerden los labios cuando con su cortina me dice adiós para desvestirse.
Me pregunto si su café tiene el mismo sabor cuando lo toman observándola, hasta me pregunto si se masturban como hago yo, cuando imagino la parte interior de sus muslos, sus nalgas y tetas. ¿Sienten lo mismo que yo cuando ven esa silueta vestirse? ja ja! Qué patéticos, eso no lo ven.
Sí les tengo envidia a los que invaden su apartamento de una tarde cualquiera, lo invaden porque me la quitan de la vista, sale de su habitación, a distraerse y no a entretenerme, a darme ideas pa' escribir y perderme soñando despierto. Les envidio el hecho de que pueden hablarle y verla de frente, pero como simple personas normales.
Le tengo envidia a sus muebles, a su sofá, a los accesorios en su cocina, que es donde siempre suda y el sudor se admira.
Dentro de mis cosas que hacer está decirle:
-Hola, Soy Dylan y hay varias cosas que me gustaría aclarar:
- ¿Qué papel voy a jugar en tu vida?
- ¿En que rinconcito de ti me guardarías?
- ¿En algún momento te has sentido observada?
- ¿Sabías que tu cortina tiene una pequeña mancha? Sí, la de la derecha.
Y no sé, quizás otras preguntas que me lleguen a la cabeza. Me da pereza pensarla, los dejo, ya es hora de ella ir a la cama, me toca verla.
Dylan José Romero
Read full post »