5.13.2011

Y en el almuerzo

Tengo la costumbre de ir a almorzar solo e ir a sitios, por ejemplo, como el cine, totalmente solo. Son "cosas del loco" como diría la gente, pero para mi es algo totalmente normal. Sentarme, ver caras, costumbres, entrar a los baños y fijarme en las posibles actividades de recreación que se pueden lograr entre sus paredes, Disfrutar de un orgasmo gastronómico en soledad de la misma forma en que se disfruta una buena paja.

En una de esas ocasiones tuve un cruce extraño de miradas con una joven que almorzaba con sus amigas, uniformada, parecía un grupo de secretarias, pero secretarias de las que había antes, bonitas y arregladas, ya es un lujo dar con ese tipo de secretarias.

Recuerdo que entre sonrisas con sus amigas le daba una cierta respuesta a mi mirada, que para ella era fija y eterna, sin comerciales pero para mi, su mirada era la eterna, porque entre conversación y conversación su cuerpo se quedaba atento a mis ojos.

Luego de que todas terminaron su almuerzo, ordenaron su postre y yo todavía no iba ni por la mitad de mi plato, por fijón. En un lapso de cinco minutos perdido en su escote llega el postre de todas, sorpresa, a deleitarme viendo a la jovencita llevando cosas dulces a su boca, a imaginar y perderme en el sueño lúcido de que es otra cosa.

La ilusión termina cuando veo que el escote se mueve, tiene más estatura y sus tetas bailan. -”Mierda!” dije. Al siguiente pestañeo tenía esas tetas hablándome con dulce voz y preguntándome que que tanto la miraba.

Yo, con cara de palomo, nervioso y olvidando que solamente soy un loco que habla y mira mucho, que no hace nada, me atrevo, con cara de vergüenza, a decirle que era a ella.

Después de explicarle que la estaba observando por el simple placer verla, porque así es que me entretengo y luego de que me dijera loco por hacer tal cosa, me empieza a preguntar si no me iba a tomar la molestia de dejar de verla para ir a saludarla.

¿Sabe usted lo que es dejar de coquetear con una mujer sólo por ir a saludarla, alimentarle el ego y sólo irme con su nombre? Pues eso colega, es una gran pérdida de tiempo.

La situación se tornó un poco incómoda cuando la jovencita se ha puesto a hacerme preguntas, buscando información sobre que hago, que si soy artista, médico, científico o ingeniero. ¿De verdad? ¿Tomarse tanta molestia cuando solamente la estaba mirando?

Quizás si no se hubiese tomado la molestia de arroparme con preguntas, si me hubiese seguido mirando su piel y no su ego, quizás ahí hubiese sentido la necesidad de salirle corriendo a esa bestia que radiaba curiosidad.

Quizás si sus preocupaciones fuesen como las mías, que lucho por la inmortalidad de una mirada, por la alimentación del vacío existencial que tienen las personas de alma pura o que fuese importante el hecho de que cada vez que te vengas se te quede un sabor diferente en la boca, quizás así le hubiese dedicado treinta minutos más de mi mirada.

2 Comentarios:

Tixah dijo...

Me encantó la única palabra que pudo salir de su boca. (y)

Adriana dijo...

hahaha se lo lei a mami y le encantó, pq todos somos unos voyeuristas solitarios. que nos gusta mirar pero no necesariamente que nos saquen de nuestro mundo ( :

 

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