Vale la pena verla durante unos minutos cada semana. Al menos
era algo mejor que planear todo, o que amar a medias, o tener mucho amor sin
poder aceptarlo. Par de minutos a la semana y listo; respirar, sonreír como un
idiota y seguir con mi vida, o más bien, buscando excusas bonitas para no morir
ahora.
Vale la pena coincidir para luego despertar a del sueño que
vivimos cuando intercambiamos una mirada.
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