Sería perfecto perseguirte hasta París y revivir la historia de Horacio y La Maga. Revivir con nuestros latidos el romance perdido entre el oxido de la torre Eiffel, revivirlo tal cual romance de Hannibal con Clarice. Mi Sofía, mi Clementine, mi Marilyn Monroe, mi Edith Piaf, mi reina de Saba, mi Cleopatra sin maquillar.
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