Chow chow chow chow chow chow chow chow chow chow...
Yeah Yeah Yeahs
sin importar la hora,
siempre desnuda, dispuesta y fresca,
coqueteándonos con sus poros
y haciéndonos recordarla con su mirada.
Y la madrugada era nuestra
y de nuestros secretos.
Siempre he dicho que la madrugada
es la madre de todos los silencios
pero no de los mudos
y mucho menos de los que callan.
Y nos regala estrellas y poca luz,
ella, siempre pendiente y calculadora,
sin que le importara el trasnoche y la resaca.
La madrugada se preocupa y nos seduce,
nos da oscuridad para poder encontrar luz,
y nos deja sabe donde se encuentran
los ruidos que nos distraen,
la madrugada nuestra guía, nuestra amante,
nuestra señora.
0 Comentarios:
Publicar un comentario